Sin control
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Espera lo mejor, preparate para lo peor

sábado, septiembre 20, 2014



Puerta Viru

 El 8 de agosto, salimos de nuestro hotel en Helsinki, y subimos en el barco de la línea Tallink. En dos horas estuvimos en Tallin. La verdad es que Tallin es pequeño, y puede verse en un solo día, así que hay muchos paquetes de ida y vuelta en un solo día desde Helsinki. Vale la pena, pero como nosotros luego queríamos continuar hasta Riga, nos quedamos a dormir un par de noches.

Cuando llegamos, hacía un calor horroroso, y como yo sabía que el hotel estaba a sólo un quilómetro de distancia del puerto, fuimos andando, arrastrando las maletas. Llegamos empapados. Y evidentemente, nuestra habitación no iba a estar disponible hasta las cuatro de la tarde. Así pues, decidimos ir a comer con toda la calma.

Después de comer, nos instalamos, nos pusimos zapato cómodo, y nos fuimos a explorar.


En cuanto llegamos a la plaza del Ayuntamiento (Raekoja plats) un caballero medieval pilló a Jan por banda y le puso su cota de malla y le dió su espada para que yo pudiera tirarle unas cuantas fotos (previa propina, claro).

La verdad es que toda la ciudad me pareció una especie de inmenso festival medieval. La ciudad es preciosa, y evidentemente, los lugareños se aprovechan del incauto turista todo lo que pueden. Pero la verdad es que a Jan le encantó la experiencia. Cuando hablamos del viaje de este verano, Tallin es siempre su ciudad favorita. 

Esa tarde paseamos sin un destino fijo. Estuvimos en el pasaje de Santa Catalina...




 ... y aprovechamos para visitar el Monasterio de Santa Catalina, que es el edificio intacto más antiguo de la ciudad.


Llegamos hasta la muralla...


... y la bordeamos por su interior hasta llegar a la puerta Viru, la más famosa de Tallin. En realidad, las torres que aún permanecen no son de una puerta, sino de la antepuerta. Las puertas se desmantelaron en 1880 para ensanchar la calle.


Tras las puertas Viru, seguimos bordeando la muralla por el interior, a lo largo de la calle Müürivahe. Llegamos a un punto donde pudimos distinguir la iglesia de San Nicolás por detrás...


... pero en seguida nos distrajo una algarabía que llegaba desde la plaza de la Libertad (Vabaduse Väljak).

Monumento a la guerra de la independencia

Se trataba del 3x3 Eurotour de la FIBA, que precisamente recalaba en Tallin esos días. 



Jan juega con el equipo de su colegio desde hace dos años, y está completamente enamorado del juego. Así que no tuvimos otra que pasar la tarde allí, viendo partidos, y de paso Jan aprovechó para practicar sus habilidades.




Cuando por fin pude arrancar a Jan de allí, ya era bastante tarde, pero dimos una vueltecita por el exterior de la muralla. Llegamos a la Opera de Tallin, y mirad que nos encontramos:


La barrera del parking tenía forma de batuta! Nos encantó.

Luego nos fuimos al hotel a disfrutar un poco de su zona de aguas, que por suerte estaba abierta a menores de edad. A Jan le encantó probar la sauna por primera vez, aunque no duró allí ni dos minutos, y se fué a disfrutar a la piscina.


Cartel de bienvenida a una chocolatería en Apteegi

Prontito un post con nuestro segundo día en Tallin.