Sin control
Sin control
Espera lo mejor, preparate para lo peor

sábado, diciembre 18, 2004


Releyendo los últimos posts, me decido a escribir este, para que veáis que no me estoy volviendo una vieja chocha agriada y bruja. :) Es que últimamente parece que sólo me animo a escribir cuando estoy depre, enfadada o me encuentro mal. Que sepáis que no siempre estoy así, aunque tengo que reconocer que mi caracter en estos 72 días de estancia en el hospital ha ido pasando de "mayormente angustiada" a "mayormente mosqueada". Los días de encierro se notan, y aunque sigo riéndome y estando feliz, sobre todo cuando viene a verme Jan; ahora cualquier pequeña cosa puede alterar sensiblemente mi humor.

Por ejemplo: mi habitación. Es mía, y es un trozo de mundo sobre el que "pretendo" aún tener un poco de control, aunque sin poder poner el pie en el suelo, es banstante difícil. Por eso me fastidia que la gente cambie cosas de sitio, tire cosas sin preguntar, cotillee entre mis objetos.

En fin, se suponía que quería hacer un post positivo, y ya me estoy quejando, jeje. Bueno, pues os cuento un par de cosas buenas que me han pasado hoy. He visitado Not Martha, y como siempre, he encontrado un montón de cosas interesantes. La mejor, la taza con ranura para galletas incorporada (alucinad! está agotada hasta después de fiestas). Aunque también me ha encantado el "clip con hora", para los que no os gusta llevar reloj.

Además, Lluís y Jan han venido a verme esta mañana, y aunque Jan no estaba hoy de lo más simpático*, me ha encantado verle. Lluís me ha traído el último número que ha llegado al quiosco de In Style americano, y me lo he estado empollando toda la tarde, me encanta esta revista. Además, viene con una lista de enlaces interesantes, como Think Geek, dónde puedes encontrar camisetas tan geniales como ésta (perdonad, pero es mi alma ingenieril la que habla!) o ésta (aún me estoy riendo).

*Como hoy Jan no estaba quieto, le hemos dado una bolsa de Risketos, un aperitivo en bolsa tipo Cheetos, de color naranja, que mancha una barbaridad (si, somos unos padres malísimos, pero intentad tener a un niño de 22 meses más de una hora en una habitación de hospital). Pues el chico se habrá comido dos o tres, y luego se ha dedicado a sacarlos todos de la bolsa e irlos repartiendo por el sofá. Luego quería que yo me los comiera, particularmente los que acababa de sacar totalmente babeados de su boca. Tras media hora de batalla, su padre ha conseguido arreglarlo todo, excepto los pantalones de Jan, que han quedado de color naranja. Ahora que lo pienso, era muy divertido ver a Lluís, con los pantalones limpitos, intentando esquivar a Jan, que con las manos naranja chillón intentaba achucharlo. :)