Sin control
Sin control
Espera lo mejor, preparate para lo peor

lunes, noviembre 29, 2004


Para que veáis otra vez cómo esto es una montaña rusa emocional. Ayer estaba encantada de la vida, y hoy vuelvo a estar con el miedo en el cuerpo. Os cuento.

El sábado por la tarde ya me ocurrió, estaba con Lluís en la habitación, y me entró un dolor increible en los riñones. Me dolían tanto que no sabía ni en que posición ponerme, se me saltaban las lágrimas. Esto duró al menos media hora, suerte que estaba Lluís aquí y me iba animando.

Bueno, pues esta noche, a las dos menos cuarto, me he despertado con el mismo dolor, y además me dolia la barrigota, como si tuviera la regla. De repente se me ha ocurrido: "tienes una contracción bestial, y te vas a poner de parto". Me ha cogido un susto horrible, y he llamado a la enfermera. Tenía escalofríos y náuseas, y la pobre enfermera intentaba entender mis síntomas, pero yo la estaba volviendo loca. Los riñones me dolían una barbaridad, sobre todo el derecho, y no podía quedarme en ninguna posición. La pobre me decía, cálmate y quédate quieta, no te muevas. Yo lo intentaba, pero me saltaban las lágrimas del dolor.

Han avisado al médico de guardia, que ha intentado tranquilizarme, y me ha recetado un antiinflamatorio para el dolor (creen que el dolor de riñones es por estar tumbada tanto tiempo) y un valium para los nervios. Cuando estaba con el valium debajo de la lengua, me ha entrado una náusea tan fuerte que he echado toda la cena, y entonces he empezado a encontrarme mucho mejor. El dolor de espalda ha durado aún un buen rato, pero he conseguido dormirme. Seguramente me sentó mal un pastelito de queso que me tomé para merendar.

Y esta mañana el remate final: cuando me he despertado, tenía unas perdidas grandes de sangre. Ya sé que no he tenido pérdidas en todo el fin de semana, pero da igual, ver aquello todo rojo, impresiona mucho.

Suerte que este fin de semana he leído la historia de la chica que tuvo pérdidas de líquido amniótico y sangre hasta la semana 32... así no pierdo las esperanzas. Pero hoy estoy asustada.

Por cierto, hoy hago 23 semanas. No hay mal que por bien no venga.

Se me ha olvidado contar que a las dos de la mañana, estaba tan asustada que he llamado a Lluis por teléfono para que me animara, no veáis el susto que se ha llevado el pobre. Hoy está medio muerto de sueño.