Sin control
Sin control
Espera lo mejor, preparate para lo peor

lunes, septiembre 27, 2004


Jan está loco por las puertas, en especial por las que se abren y cierran automáticamente (tipo hotel o aeropuerto). Las descubrió este verano, cuando tuvimos que ir varias veces a un hospital, a visitar a un familiar. Como a él no le dejaban subir, teníamos que quedarnos en recepción, pasando el rato. Y el rato lo pasaba colocándose en el radio de la célula fotoeléctrica, viendo como se abría la puerta y retirándose para que volviera a cerrarse.

Desde entonces su fascinación por las puertas automáticas no ha hecho más que aumentar. Tanto, que se coge unas rabietas cuando tenemos que separarle de una de ellas, que la gente se piensa que le estamos matando o algo así. Ayer, Lluís y mi suegra se lo llevaron a pasear cerca de casa, y pasaron por delante de un hotel. Estuvo tanto rato con las dichosas puertas, que al final salieron los empleados y las bloquearon, para que Jan se aburriera de esperar a que se cerraran.

Anteayer, en el Corte Inglés, ocurrió una cosa similar, pero yo no podía evitar partirme de risa. Al entrar en el super, de pronto, Jan no quiere. Lluís y yo estábamos alucinados, porque hasta ese momento, estaba muy simpático. Hasta que Lluís se dió cuenta de que en la entrada del super, hay una mini-barrera automática. En ese momento estaba todo el rato abierta, porque había tanta gente, que no le daba tiempo a cerrarse. Pero Jan SABÍA que era automática, y que tarde o temprano se cerraría. Y allí estuvo el chaval, medio arrollado por la multitud, hasta que la puerta se abrió y cerró unas cuantas veces... pero claro, no tenía suficiente, y al final tuvimos que llevarnoslo a rastras. Si es que los padres somos unos sádicos.