Sin control
Sin control
Espera lo mejor, preparate para lo peor

martes, marzo 23, 2004


Os voy a hablar del Narhinel. Supongo que si no tenéis hijos, o alguien cercano que los tenga, no sabréis de qué narices os hablo. Pues nunca mejor dicho, porque va de narices. Aviso: el post es algo asquerosillo. Así que si acabáis de comer, mejor dejadlo para luego.

El narhinel es un engendro utilísimo cuando el niño que aún no sabe sonarse tiene mocos. La primera vez que vi a una amiga mía usarlo, casi me da un soponcio. Uno tiene que ponerle una especie de embudito en uno de los orificios de la nariz al bebé, y ponerse el extremo del tubo en la boca. Y aspirar. Es asqueroso. Uno no se traga el moco del niño porque hay un filtro que lo para, pero la impresión es horrible.

Tras más de un año de utilizarlo yo misma, sigo pensando igual. Además, al niño tampoco es que le guste demasiado el engendro, y en cuanto ve acercarse el embudito a la nariz, empieza a patalear, gritar y retorcerse.

Tras todo este preámbulo, deducireis que odio el Narhinel de las narices, pero estáis equivocados. Lo adoro. Sobre todo cuando después de una batalla campal para quitarle los mocos, pasas de tener a un bebé lloroso, mocoso y babeante a tener un bebé contento y que respira por la nariz. Así que no puedo menos que decir: Viva Narhinel y el genio que lo inventó*!

* Antes, y aún hay mucha gente que lo hace así, se utilizaba una pera para sacarles los mocos a los niños. Lo malo de este sistema, es que sólo podías aspirar hasta que la pera quedaba llena de aire (y mocos), y muchas veces quedaba aún mucho moco dentro.