Sin control
Sin control
Espera lo mejor, preparate para lo peor

lunes, febrero 16, 2004


Hoy he ido a hacer una calçotada con mis compañeros del curso de habilitación (el que hice en verano). He sido la primera en llegar al restaurante del Penedés que habíamos elegido para comer. Cuando me dirigía a la entrada, después de aparcar el coche, he visto que había un hombre de cierta edad en los escalones de entrada, estirado en el suelo, con los ojos abiertos. Me he asustado muchísimo. Me he acercado corriendo y le he empezado a hablar. No me contestaba ni hacía ningún signo de verme. He intentado hablarle con mucha tranquilidad y le he dicho. "No se preocupe, me voy solo un momento a buscar ayuda". He ido corriendo dentro del restaurante y a la primera persona que he visto le he dicho "Hay un señor fuera tirado en el suelo!". Han venido corriendo conmigo dos empleados, pero por suerte, al llegar el hombre estaba semiincorporado. Le hemos ayudado a sentarse y le hemos ofrecido bebida, ir a avisar a sus acompañantes, etc. Pero el señor no quería nada, estaba como avergonzado por haberse desmayado. No se acordaba en absoluto de que yo hubiera estado hablando con él medio minuto antes, había perdido totalmente el conocimiento. He estado hablando con él un rato mientras se recuperaba y recobraba el color de la cara (estaba amarillo), pero el pobre parecía que lo único que quería era que le dejáramos solo. Al final ha venido el resto de mi grupo y yo le he dejado con los empleados del restaurante, que se han hecho cargo de él.

Ahora meditándolo todo, me doy cuenta de todo lo que he hecho mal. Quizá no tendría que haberlo dejado solo para ir a buscar ayuda. Quizá tendría que haberle tomado el pulso y asegurarme de que respiraba antes de nada. Quizá tendría que haber pasado de lo que él me pedía (que no molestara a sus acompañantes) y haber ido a buscar a alquien para que se hiciera cargo de él (supongo que los del restaurante habrán acabado haciéndolo, pero no estoy segura).

Tengo que reconocer que todo el asunto me ha dejado un mal cuerpo increible, porque cuando he entrado en el restaurante no sabía si estaba vivo o muerto. Me he dado cuenta de que es muy fácil planificar las situaciones de emergencia antes o después de que ocurran, pero cuando de repente te encuentras con algo totalmente inesperado, que requiere una reacción inmediata, es difícil acertar con la respuesta correcta.