Sin control
Sin control
Espera lo mejor, preparate para lo peor

domingo, noviembre 23, 2003


Atención: entrada rollo.

Cuántas cosas que contar del fin de semana!

El viernes fuimos a comer a Muffins, que era nuestra primera elección, y a pesar de llegar a las 15:35, nos cogieron. Que majos! La comida buenísima, y de postre, algo espectacular: Soufflé de chocolate. Supongo que lo hacen en muchos sitios, pero éste era increible. Servido en un cacito de cobre, de los de jugar a cocinitas, es el postre perfecto.

Luego estuvimos de paseo por el Bulevard Rosa y me enamoré de una tienda de muebles y regalos: Casa Claramunt. Allí tenían un montón de cosas que me gustan: cortinas de ducha con dibujos de diferentes diseñadores, máquinas para hacer pasta, carruseles de aceiteras... Luego sacamos a pasear a Jan por l'Illa y en Tan-Tam seguimos encontrando posibles regalos navideños: minicajas de herramientas, pequeños muebles donde dejar las llaves con bloc de notas incorporados (todo en diseño supermoderno).

Me acabé comprando el Marie Claire Ideés de invierno, que ya ha salido, y está lleno (como siempre) de ideas preciosas para hacer. En este número también salen las labores remitidas para el concurso de este año, cuyo tema era el punto de cruz.

tapas geniales pero carasEl sábado nos liamos la manta a la cabeza y nos fuimos con Jan al centro en metro. Nos pasamos todo el día paseando, e intenté comprar unas cuentas de color granate que necesito para las coronas de navidad que estoy haciendo. Pues a pesar de pasarme tres cuartos de hora esperando en l'Antiga Casa Sala, no hubo forma. No tienen. Ni granates ni doradas. Menuda decepción. Para recuperarme del disgusto, nos fuimos a comer a Santa María. De postre, "coca de vidre" de la Montserratina. Mientras la comíamos, paseamos por la calle Condal, y entramos a una de mis tiendas favoritas: Raima.

Como aún estaba un poco disgustada (ejem!), acabamos en Sfera, dónde tres dependientas rodeaban a Lluís mientras le decían que tenía un hijo que era una monada (él encantado) y yo me compraba un pintalabios y un lápiz de ojos. ¿Por qué no me puedo resistir a estas cosas? Y, ¿por qué no puedo tirar los que ya no uso?

El día terminó con reunión familiar en casa de mi cuñada (si, la que acaba de volver de su luna de miel). Éramos catorce, y hubo juerga considerable. Jan no se fue a la cama hasta las doce.

Hoy nos lo hemos tomado con calma. Hemos salido a pasear y a pesar de que había cogido las invitaciones para Starbucks y hemos pasado por delante, no las hemos utilizado porque no teníamos hambre.

Al cocinar, me he rebanado un dedo, y no me he desmayado. Cosa rara, porque yo ante la sangre ajena, y sobre todo la propia, tiendo a sufrir bajadas de tensión instantáneas. Luego Lluís me ha dejado ir al cine. Quería ver Días de Fútbol, pero a pesar de lo que ponía el periódico, en el Cinesa Diagonal no hay sesión a las cuatro. Así que he entrado a ver Love Actually. No os la recomiendo. Tiene algunos momentos buenos (yo al principio, en el funeral, he soltado una lagrimilla). Pero en resumen es un pastel inverosímil. Y alguna de las miles de historias sobra, y alguna otra se queda "colgando", a mi parecer. De todos modos, todo vale por ver a "mi" (y no quiero discusiones sobre ésto) Colin Firth.